La gestión de la pesquería implica las regulaciones y prácticas establecidas para garantizar la sostenibilidad de las poblaciones de peces. Una buena gestión incluye medidas como cuotas de pesca, límites de tamaño y cierres estacionales, que ayudan a prevenir la sobreexplotación y promover la recuperación de sobreexplotadas.
El objetivo de este componente es que los productos del mar provengan de una población que sea gestionada de manera responsable. Aquí definimos la gestión responsable como reflejo de hasta qué punto se sabe que la estrategia de pesca es o no precautoria, y en segundo lugar, lo que se sabe sobre la fiscalización general de la pesquería y el alcance de las infracciones.
A diferencia de la puntuación del estado de la población, los descriptores de estas dos dimensiones son difíciles de definir objetivamente. Puntuar la gestión es inherentemente subjetivo, ya que diferentes evaluadores pueden tener divergencias de opinión sobre la elección de los criterios de puntuación que mejor describen la misma pesquería.
Esto implica que se necesita una atención especial en el aseguramiento de la calidad para mitigar esta subjetividad y garantizar la consistencia en la puntuación. Las evaluaciones de la gestión inicialmente se realizarán para el área de la población. Sin embargo, para algunas especies, la gestión se evaluará en la escala en la que opera la principal pesquería de captura.