Este pez habita en la columna de agua entre los 100 y 500 metros de profundidad, se alimenta principalmente de crustáceos planctónicos y sardinas y presenta ciclos migratorios oceánicos irregulares a través de todo el litoral chileno.
Su explotación e introducción en el comercio chileno comenzó recién en la década de 1990 y en la actualidad posee alta demanda de consumo local por las características gastronómicas de su carne y su bajo costo.
Su extracción se realiza entre las regiones de Coquimbo y Aysén, gracias a la acción de una flota artesanal e industrial. En la actualidad no presenta medidas de regulación y como recurso pesquero fresco accesible, juega un papel crucial en la seguridad alimentaria y la nutrición de las familias chilenas.